Creado a finales de 2012, el Programa Golden Visa Portugal contemplaba la inversión extranjera para la creación de empresas y, en consecuencia, de puestos de trabajo. Después de una década, los datos muestran que esta medida no ha impulsado la economía del país ni ha reducido la tasa de desempleo.
Diogo Capela, socio de Lamares, Capela & Associados considera que «si para los portugueses es difícil mantener sus empresas en actividad durante varios años, para un inversor de otra nacionalidad que ha creado una empresa con el fin de obtener la Golden Visa, el nivel de dificultad aumenta. Además de la excesiva presión fiscal, se enfrentan a dificultades como, por ejemplo, el acceso al crédito, las barreras lingüísticas, el interminable proceso burocrático en la tramitación de licencias o las limitaciones de una legislación laboral excesivamente proteccionista en relación con los trabajadores».
Lea la opinión de Diogo Capela sobre este tema, publicada el 12 de enero en el diario Observador.